La rodilla es la mayor articulación del cuerpo humano, conectando el fémur con la tibia. Sus ligamentos limitan movimientos y proporcionan estabilidad. La rótula actúa como una "polea", facilitando la flexión y extensión de la rodilla. El cartílago articular en los extremos del fémur, la tibia, y la rótula, protege los huesos, amortigua cargas y lubrica movimientos. Los meniscos, internos y externos, distribuyen las fuerzas y cargas en la rodilla, estabilizan la articulación y disminuyen la fricción. Los tendones, que conectan los músculos a los huesos, permiten la transmisión de la fuerza muscular a los huesos durante el movimiento.
Él síntoma principal es el dolor en la cara anterior de la rodilla.
Causas: Alteraciones en la alineación rotuliana, sobrecargas por uso excesivo, y degeneración del cartílago rotuliano (condromalacia rotuliana).
Síntomas: Dolor sordo detrás de la rótula que aumenta al subir/bajar escaleras o al estar sentado mucho tiempo. Puede haber fallos, chasquidos articulares y sensación de bloqueos.
Tratamiento: Reposo relativo, antiinflamatorios, ortesis para repartir cargas, y un programa de rehabilitación funcional. Infiltraciones de ácido hialurónico y PRP. En caso de fracaso del tratamiento conservador, se considera cirugía.
Lesiones en el cartílago articular que facilitan el movimiento sin dolor.
Causas: Enfermedades o microtraumatismos repetidos que degeneran el cartílago.
Síntomas: Dolor articular, inflamación, chasquidos y bloqueos.
Tratamiento: Ejercicios de musculación, ortesis plantares, condroprotectores orales e infiltraciones con ácido hialurónico y PRP. En caso de fracaso, se considera tratamiento quirúrgico.
Desgarros o rupturas de los meniscos.
Causas: Traumatismos en jóvenes y degeneración en adultos mayores.
Síntomas: Chasquido, dolor intenso, derrame e inflamación, bloqueo y sensación de inestabilidad.
Tratamiento: En lesiones menores, tratamiento conservador con analgésicos, antiinflamatorios y ejercicios de rehabilitación. En lesiones degenerativas, se recomienda PRP y, si es necesario, cirugía.
Enfermedad degenerativa del cartílago articular.
Causas: Envejecimiento, lesiones traumatológicas, infecciones, inflamaciones, osteonecrosis o inestabilidades.
Síntomas: Dolor y rigidez articular que empeoran con la actividad física.
Tratamiento: Actividad física adecuada, control de peso, terapia farmacológica, infiltraciones con corticoides y ácido hialurónico, y PRP. En caso de fracaso, se considera la implantación de una prótesis.
Distensión o ruptura de los ligamentos que unen hueso con hueso.
Une el cóndilo femoral externo con la tibia, impidiendo el desplazamiento de la tibia respecto al fémur.
Causas: Traumatismos laterales, giros y paradas bruscas.
Síntomas: Crujido, inflamación, dolor e inestabilidad.
Tratamiento: Conservador (hielo, reposo deportivo, rehabilitación, analgésicos) o quirúrgico combinado con PRP.
Une el cóndilo femoral interno con la tibia, impidiendo el desplazamiento de la tibia respecto al fémur.
Causas: Golpes o caídas sobre la rodilla flexionada, y accidentes de alta energía.
Síntomas: Chasquido, dolor, inflamación e inestabilidad.
Tratamiento: Conservador (hielo, reposo deportivo, rehabilitación, analgésicos) o quirúrgico combinado con PRP.
Causas: Giros bruscos o impactos en la rodilla.
Síntomas: Dolor, hinchazón e inestabilidad.
Tratamiento: Conservador (hielo, reposo, rehabilitación, analgésicos, PRP) o quirúrgico en lesiones graves.
Degeneración de los tendones con o sin inflamación.
Causas: Hiper-musculación, entrenamientos excesivos y mal ejecutados, sobreesfuerzos y microtraumatismos repetidos.
Síntomas: Chasquido, dolor, inflamación e inestabilidad.
Tratamiento: Varía según el grado y la causa de la lesión, e incluye PRP para acelerar y asegurar la reparación.